Autor: Luis R. Orozco, LCSW –

Un conflicto es una situación en la que dos o más personas con intereses opuestos entran en una confrontación. Hay diferentes formas de lidiar con un conflicto. El saber cuál es nuestro estilo de resolver conflictos nos puede dar un mejor entendimiento sobre uno mismo y nos puede permitir mejorar nuestras habilidades para resolver problemas. Aquí encontraras los estilos más comunes.

Evasión – Mucha gente huye de los conflictos con el fin de prevenir un dolor emocional o con la intención de reducir el estrés que viene con la confrontación de un problema. Este estilo puede ser útil para reducir la ansiedad o para evitar un aprieto. A pesar de esto, no siempre es lo más conveniente, puesto que cuando un conflicto se ignora, el conflicto tiende a continuar o empeorar, ocasionando más problemas y más dolor emocional.

Sacrificio – Hay personas que utilizan el sacrificio personal para lidiar con los conflictos. Por ejemplo, cuando hay un desacuerdo entre dos, una de las dos personas hace a un lado sus opiniones, deseos o necesidades con el afán de aniquilar el conflicto. Esto puede ser útil en ciertas situaciones, especialmente cuando el ego se interpone en el conflicto, ya que el sacrificio puede desarmar las defesas del lado opuesto. Aun con esto, el sacrificio no es recomendable porque muchas veces puede ocasionar resentimiento y con esto, actos pasivos-agresivos en la persona que se sacrifica.

Complacer – Al igual que las personas que se sacrifican hay mucha gente que trata de complacer a medio mundo, con la meta de prevenir problemas. Lamentablemente, aunque el intento se haga es imposible complacer a todos y las personas que lo intentan terminan quedando mal con muchos, pero aún más triste terminan mal consigo mismos.

Fuerza – Este estilo implica utilizar la fuerza para resolver un conflicto. La fuerza puede surgir de muchos lados incluyendo poder económico, un nivel social privilegiado, o fuerza física. Esto solo es recomendable en situaciones extremas como cuando alguien quiere dañar a una persona físicamente (creando un conflicto) y la persona utiliza la fuerza para mantenerse a salvo. No obstante, hay muchas personas que utilizan la fuerza para todo tipo de conflicto y por consecuencia terminan dañando a muchos, convirtiéndose en una persona abusiva.

Competencia – Hay quienes hacen competencia de todo. Esto no es siempre malo. Hay contextos donde la competencia puede ser saludable. Por ejemplo, en los deportes. Desafortunadamente, muchos llevan su espíritu competitivo a otros ámbitos como las relaciones interpersonales (parejas, amigos, familiares, etc.). Esto no es bueno porque crea una situación donde tiene que haber un perdedor y un ganador. Por lo tanto, creando un ambiente más conflictivo y más apto para un disgusto o un resentimiento.

Ni tú, ni yo – El comprometerse a un punto medio cuando dos personas tienen un conflicto es muchas veces recomendable. Por ejemplo, en una relación cónyugal donde una persona quiere tener más intimidad que la otra el “ni tú, ni yo” puede servir como un punto de negociación donde las dos personas están dispuestas a sacrificar parte de sus deseos con el propósito de encontrar un acuerdo soportable para los dos. Aunque muchas veces este sea el camino más apropiado no es necesariamente el mejor porque esto implica un sacrificio de ambos lados.

Colaboración – La colaboración es el mejor estilo para resolver un conflicto. Esto implica un trabajo en equipo donde las personas involucradas en el conflicto trabajan juntas para encontrar una solución que beneficie a ambos lados. La colaboración tiene como enfoque encontrar una respuesta donde todos ganan. Cuando hay colaboración las metas son más alcanzables y las relaciones son más placenteras. Es esto lo que hace este estilo excelente.