Autora: Brenda Chour Orantes –

El día de hoy me pareció interesante poder compartir un pensamiento sobre la cultura y el autocuidado en las mujeres, más específicamente en la comunidad hispana (que de hecho un amigo filipino me compartió que sucede también en algunas comunidades asiáticas), aunque por supuesto no sucede en todos los casos, es triste poder darnos cuenta que el abuso y la sumisión de las mujeres sigue sucediendo.

Desde pequeñas a las mujeres se nos ha delegado la responsabilidad y el cuidado de los niños, de la casa y de la pareja. Si se es mujer, estos tres elementos son como una marca inherente de la cual no podemos y no debemos deshacernos porque si lo hacemos estamos pecando, y como ya lo decían desde antes de mi abuela “carga tu cruz mijita”… no hay derecho de separarse, de reclamar, o de renunciar a esto… y si es que la mujer decide trabajar, (o se le da permiso de trabajar) su salario debe ser invertido en gastos de la casa y la familia, si bien le va, puede tomar una pequeña cantidad de estos para gastarlos como ella quiera. Se nos ha enseñado que el mejor plato de comida es para el esposo, y para el hijo varón. La mujer sirve, limpia y atiende.

Durante la pandemia, la suerte de muchas mujeres fue aún más complicada, el hecho de quedarse “en casa” implico para muchas el incremento de labores y tareas de casa, y mucho más aun el estrés de tener que estar al cuidado de familiares enfermos, o estar pendiente que nadie en la casa fuera a enfermarse; hacer que los ingresos y la comida alcanzara y que los niños estuvieran tranquilos y seguros en casa, con comida en la mesa (todo el día) y todo limpio y en orden, implicaba más ropa que lavar, más cosas que limpiar, más gastos que realizar.

Mi pregunta es: ¿Quién se preocupa por la mujer de la casa? ¿Mucho se habla de la importancia de la familia, pero que hay de la mujer en particular? Hoy quiero hacer esta pregunta: ¿Tenemos acaso las mujeres la oportunidad o podemos darnos “el lujo” de practicar el autocuidado? El hombre sale a trabajar y de alguna manera, si no directa, indirecta comparte con amigos.

Como mujeres culturalmente somos enseñadas a cuidar de todos, y si bien nos va, al final del día tal vez poder dormir unas pocas horas sin interrupción, y eso si no hay niños pequeños, o enfermos en casa, porque si es así, quien debe cuidarlos, adivinen… sí, “la mujer”.

Ahora bien, hoy en día la publicidad esta al máximo incentivando a la “liberación” de las mujeres, la publicidad y los medios de comunicación (cualquiera que sea) están bombardeando los mercados con anuncios sobre “belleza, salud y bienestar de las mujeres”. ¿Es esto importante? Por supuesto que sí, pero yo quiero decirte mujer que tengas cuidado, mucho cuidado. El autocuidado es fundamental, sí que lo es. Pero no de la manera en que los medios de comunicación quieren venderlo. La belleza de una mujer no está en llevar uñas postizas, ropa carísima, tener una cintura de sirena, o manejar el auto último modelo. Yo quiero invitarte hoy mujer, a que evalúes tu SER, evalúa tu VIDA, evalúa tu FAMILIA, evalúa tus LOGROS, evalúa si realmente eres FELIZ. La felicidad no es lo que los demás te dicen que puede ser. La felicidad es lo que TU decides que te hace feliz. Practica el autocuidado de manera sana, de manera lógica, de manera que no lastimes a los demás y que a largo plazo no salgas tu lastimada.

Practica el autocuidado comiendo saludable, haciendo ejercicio, durmiendo el tiempo necesario, comiendo un helado de vez en cuando, haciendo una caminata a donde decidas algún día sin un rumbo definido. Practica el autocuidado leyendo un libro, tomando un café con una amiga, saliendo al parque con tus hijos, riendo a carcajadas, bailando, pintando. Practica el autocuidado desconectándote de los medios de comunicación que hoy en día nos han esclavizado…

Mujer, no eres responsable de la vida de nadie más que de la tuya (solo de tus hijos si son menores de edad, pero, aun así, ellos tienen ciertas responsabilidades, y sus papás también con ellos).

Mujer, aprende a poner límites, aprende a quererte y a respetarte.

Mujer, reconoce tu valor y tus capacidades.

Mujer, vales lo que tu decidas que vales… vales oro, no permitas que nadie te diga algo menos.

Mujer, cuídate… nadie más te cuidara como tu debes hacerlo.

Si en algún momento te sientes atrapada, sientes que no tienes salida, te sientes acorralada o te sientes obligada a hacer algo que no te gusta y te pone en riesgo, o estas siendo abusada busca ayuda. Hay muchas maneras de hacerlo. Si tienes temor de llamar a la policía, llama al 211, tienen recursos de albergues, asesoría, consejería; acércate a una iglesia, busca ayuda profesional si puedes hacerlo, consulta con el maestro de tu hijo, busca centros comunitarios, pregunta en las librerías, u otras organizaciones como la nuestra, Whittier Counseling Center. El idioma no es una barrera, hoy en día, así como nosotros, la mayoría de los lugares tienen ayuda en español y en muchos otros idiomas. No temas… El Abusador continúa siéndolo hasta que la víctima decide no seguir siendo víctima.