Autor: Luis R. Orozco, LCSW –

Nuestra naturaleza humana a veces es un arma de doble filo.  Muchos de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos pueden influenciarnos de una manera positiva o negativa.  Por ejemplo, una característica del ser humano que en ocasiones puede ser contraproducente son los mecanismos de defensa. Estos mecanismos tienen como propósito protegernos de situaciones desagradables, inaceptables o amenazadoras. Lamentablemente, también pueden servir como barreras u obstáculos a una recuperación psicológica. Típicamente los mecanismos de defensa se vuelven problemáticos cuando se abusa de ellos o cuando son demasiado rígidos. Problemas donde usualmente estos mecanismos de defensa suelen ser un impedimento a una sanación son la violencia doméstica, la codependencia, las adicciones y los problemas de salud mental, solo por nombrar algunos.    El psicoanalista Sigmund Freud pionero en este tema al igual que otros psicoanalistas han puesto al descubierto las dinámicas que surgen con esta característica humana. Estas dinámicas tienen la capacidad de interferir en el proceso de tomar conciencia. Ya que nos alejan muchas veces de la realidad. En los siguientes párrafos encontraremos una breve descripción de varios mecanismos de autodefensa y sus dinámicas.

La negación es uno de los mecanismos de defensa más comunes. Hay muchas personas que se encuentran en la negación. Niegan uno o varios problemas a los cuales se enfrentan. Piensan que al negarlos o ignorarlos los problemas pierden fuerza o desaparecen. Pero esto está muy lejos de la realidad. Es todo lo contrario, cuando un problema se ignora, usualmente pasan dos cosas, el problema sigue, o se empeora.

Hay otra categoría de personas que realmente no ven el problema. Muchos lo ven, pero ellos no. Esto suele suceder como una defensa mental. La mente bloquea el problema y no deja a la persona ver la realidad. La mente hace eso a un nivel subconsciente con el intento de evitar dolor emocional. Ya que, si la persona se da cuenta de su realidad y del problema en el que se encuentra, la persona empieza a sentir angustia u otro tipo de dolor psicológico.

Otros mecanismos de defensa son: represión, racionalización, formación reactiva, minimizar, desplazamiento, proyección, regresión, culpabilidad, justificación y sublimación. Estos mecanismos usualmente se analizan con detalle en el campo de la teoría psicoanalítica al igual que en otras teorías de psicología. En este escrito solo hablaremos de ellos brevemente para tener un entendimiento de como a veces la naturaleza de nuestra mente puede ser un arma de doble filo. Es importante mencionar que estos no son los únicos mecanismos de defensa. Hay otros mecanismos que por razones de contexto no se van a mencionar aquí.

Empecemos con la represión. La represión es un intento de nuestra mente de empujar fuera de nuestra memoria consciente, conflictos o situaciones amenazadoras. Al reprimir esto, la mente previene que la persona se dé cuenta de la situación o experiencia negativa que carga, evitando dolor emocional, pero al mismo tiempo evitando la realidad de la situación. Un ejemplo de esto puede ser un niño que ha sido abusado sexualmente. Este niño en vez de pedir ayuda reprime el acontecimiento instintivamente, con el intento de evitar dolor emocional.

La racionalización es una manera en que la mente puede normalizar comportamientos no adecuados.  Haciendo lo inaceptable, aceptable en la mente. Al hacer esto, la mente puede evitar dolor psicológico como el dolor del sentimiento de culpa o vergüenza que puede venir si la persona cae en cuenta de sus actos inapropiados.  Por ejemplo, una mujer que acepta estar en una relación abusiva puede racionalizar las cosas diciéndose así misma que está haciendo lo correcto ya que el abusador es el padre de sus hijos y el sustento económico de la familia. La racionalización es un mecanismo con mucha fuerza que puede desrielar fácilmente a una persona de la verdad.

La formación reactiva se refiere a una reacción emocional en contra de pensamientos amenazadores o inaceptables a la persona. Por ejemplo,  un individuo que siente atracción (sin tener conciencia de ello) por una persona del mismo sexo, siente al mismo tiempo un coraje grande hacia las personas homosexuales.

El desplazamiento es un mecanismo en donde una persona descarga emociones fuertes como el coraje hacia una persona equivocada.  Por ejemplo, un individuo que se siente atacado por su jefe, en vez de reaccionar emocionalmente hacia él, reacciona con coraje hacia sus hijos, ya que ellos no tienen el poder de correrlo o de utilizar su autoridad para defenderse.

La proyección se manifiesta cuando una persona atribuye o proyecta sus pensamientos y sentimientos en otra persona. Un buen ejemplo de esto es cuando una persona entra en un acto de infidelidad. Esta persona empieza a ver a su pareja como una persona infiel y duda de su lealtad.

La regresión se revela por medio de comportamientos inmaduros. Típicamente la persona regresa a un comportamiento no usual o poco visto en una persona de su edad cronológica. Por ejemplo, un adulto que entra en un berrinche al no obtener algo deseado.

La sublimación es una defensa que reemplaza impulsos (comportamientos) no socialmente aceptados por acciones socialmente aceptables. Un buen ejemplo de esto es alguien que tiene el impulso de ser agresivo o violento y que remplaza este impulso(s) con un deporte como el Futbol Americano o el Boxeo. Otro ejemplo puede ser una personal que remplaza deseos sexuales intensos o inapropiados con actividades artísticas.

Otra defensa que es común es el mecanismo de la culpabilidad. Una persona que usa este mecanismo enfoca la culpa en alguien más. Apunta el dedo a otra dirección. Puede ser hacia una o varias personas. Al culpar al alguien más, la persona no ve sus faltas. Al no estar consciente de sus faltas, la persona no siente el dolor emocional que sentiría al estar consciente de sus propios errores.

La justificación también funciona como un mecanismo de defensa, ya que permite de cierta manera la racionalización positiva de un acto comúnmente negativo. Por ejemplo, una persona insulta a alguien con comentarios ofensivos. La persona minimiza la ofensa justificándola como un acto basado en la verdad. Como el caso de una persona que insulta a otra persona diciéndole “holgazán”. La persona dando el insulto justifica el agravio diciendo, “Lo que le digo es verdad, no tiene por qué ofenderse.”

El minimizar también es una manera de autodefenderse. Un ejemplo es como cuando una persona tiene un problema de alcohol y consume más licor de lo que dice. La persona se puede tomar un doce de cervezas y cuando se le pregunta cuanto a tomado la persona dice de dos a tres latas de cerveza. La persona minimiza la cantidad que en realidad tomo para no hacerse ver como que tiene un problema con el alcohol. Ya que si la persona admite la realidad, la persona puede sentir dolor emocional.

Es importante conocer todos estos mecanismos de defensa para poder regularlos de tal manera que nos permita ver la realidad de las cosas y al mismo tiempo nos permita tomar la conciencia necesaria para evaluar situaciones en nuestras vidas que requieran cambio. Si no lo hacemos, podemos caer en una trampa hecha con los mecanismos de nuestra naturaleza humana.  Estos mecanismos nos pueden cegar de la verdad y nos pueden evitar ver la raíz del verdadero problema. Por lo tanto, es importante conocer estos procesos para que los problemas no nos tomen por sorpresa.